También ganan a lo Capello
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Como el de ayer, saldrán una docena de partidos durante la temporada. Trabados, difíciles, sorprendentes por la capacidad de respuesta de un rival teóricamente inferior. Choques en los que te dejas la Liga a poco que no sepas sufrir. Si además cuentas con un árbitro timorato y unos asistentes pésimos que se arrugan por estar en el Bernabéu, el camino se allana. Por momentos, el Madrid se pareció mucho al del año pasado de Capello. Dejaba la iniciativa del juego al Almería, se cerraba atrás, fiaba su suerte a un momento de inspiración de Guti y si llegaba el gol, que llegó, se afanaba más en ese juego especulativo. De no ser por la euforia generada tras lo de Villarreal, ayer habrían sonado pitos en el estadio.
Schuster debió ser el único que no se sorprendió por el alto rendimiento de los andaluces. El recién ascendido se parecía mucho a su Getafe. Descarado, utilizando las bandas como estiletes, tratando magníficamente el balón y jugando para disfrutar. Quizás por eso el alemán prefirió ser conservador, renunciando al juego de ataque tantas veces publicitado desde que llegó. Sus jugadores no estaban para muchos trotes. Una vez más se demuestra que el virus FIFA hace estragos entre los grandes. Bastaron tres definiciones de calidad y la apuntada manita que echó el árbitro para resolver un partido que, en circunstancias normales, hubiese acabado en decepción. Schuster tomaría nota. Igual hacen falta más rotaciones.




