Con Román, al abismo o a Neptuno
Hace 48 horas mi vida era plácida, tal vez no plena, pero tampoco rondaba tragedia alguna. No se intuían cambios drásticos en el horizonte y el Atleti, esta vez sí, parecía garantizarme una Liga de lucha entre los cinco primeros. Ni para visitar Neptuno ni para acabar en Pringadistán jugando la Intertoto. De golpe, todo se volvió loco. Y ahora escribo con esa inquietante sensación de terror ante el cambio, sin saber si da más miedo naufragar sin remisión o ser feliz sin excusas. Con Riquelme, como con ciertas chicas, son las dos únicas opciones. Cualquier punto intermedio está descartado.
Es obvio que la planificación del Atleti ha sido un desastre. Dos meses trabajando con una idea para cambiarlo todo en el último instante. Pero les diré que lo que separa a los genios de los mortales son la inspiración y la valentía, correr ese riesgo que sólo los años dirán si era sabiduría o locura. Aquí esta Riquelme, un mago, y nos toca descubrir si es Merlín o la Bruja Avería. Lo que ya sabemos es que el manido "todo es posible" ahora es cierto: desde campeones hasta hara-kiri colectivo en el vestuario antes de Navidad. Pero, ¿saben qué? Merece la pena. El olvido está plagado de cobardes y mediocres.