Un equipo hecho para ser campeón

No soy dudoso porque siempre exhibí reticencias sobre la esperpéntica gestión del gilismo. Entiendo también los recelos actuales de muchos aficionados, sabiendo que ahí siguen los herederos. Pero hay que reconocer que Cerezo lleva años empeñado en que el Atlético vuelva a ser grande. Este año han dado con la tecla. ¿Por qué se sigue hablando de la Champions como objetivo cuando es una plantilla que debe pelear por la Liga? Ese paso de ambición lo deberían dar técnicos y directivos. Ya está bien de falsa humildad. Siempre conocí al Atlético como candidato al título. Este año, además de por historia, merece serlo por potencia. Me atrevo a decir que ni el del doblete atesoraba tanta calidad y, sobre todo, tanta dinamita de centro del campo hacia arriba.

Repasen plantillas, ¿quién cuenta con seis delanteros como Forlán, Agüero, Maxi, Simao, Reyes y Luis García? Pocos. Y ha sido un acierto renovar a Aguirre. El mexicano, buen conversador y relaciones públicas, sabe lo que se hace. Sus equipos siempre crecen desde un cierto blindaje defensivo para que los de arriba exploten su fantasía. Está ante el gran reto de su vida. Bendito sea el traspaso de Torres si eso ha servido para triplicar la inversión en fichajes. Por primera vez en el último lustro no se hace un equipo a la medida de un jugador. Ocurre que Cerezo sigue teniendo el lastre de explicar las cosas a medias, o mal. Le ocurrió con la marcha del delantero y le volverá a pasar con la venta del estadio. Aunque rascándose el bolsillo de esta forma, sobran las explicaciones.