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Saras, Calde y un puñado de leyendas

Basta con decir Saras para que todos en el planeta basket sepan a quién se hace referencia. Si tan sólo un nombre te identifica, te pone un círculo en la foto de la historia, es que has triunfado. Así ha ocurrido con Sabas, Magic, Clifford, Walter, Dino, Oscar, Emi, Nino, Kreso y otros grandiosos jugadores. Así ocurre con Saras Jasikevicius, un líder de personalidad arrolladora cuyo talento y carácter le valen un sitio en el santoral de bases ilustres. Como aficionado tengo predilección por los directores de juego y he tenido la fortuna de ver a los mejores. Saras es uno de ellos. Junto a Bodiroga, Jasikevicius le dio al Barça su mejor temporada de siempre, un triplete culminado por la Euroliga, la primera y única del palmarés azulgrana. Y consiguió lo mismo, dos temporadas consecutivas, en el Maccabi Tel Aviv. A la selección lituana le ha dado un bronce olímpico y una medalla de oro en el Eurobasket de 2003.

Saras es ya un base legendario. Como Ivo (Daneu), Helio (Rubens), Tal (Brody), Sergey (Belov), Moka (Slavnic), Mirza (Delibasic), Juanito (Corbalán), Pierlo (Marzorati), Melo (Cabrera) o Pana (Giannakis), por citar sólo algunos de los que me vienen a la mente, en calzón corto y con el balón en la mano, atentos a la asistencia genial. Lo mejor es que Saras tuvo ayer enfrente a un extremeño de sangre conquistadora que quiere forjar imperio en tierras canadienses. También el corto apodo Calde servirá pronto para identificar a un campeón de leyenda.