Carretera del Infierno en Pakistán
Ni cuento las veces que habré recorrido esta carretera a medio camino entre la proeza constructiva y la locura, y que más que una carretera al infierno es un camino forestal en lo más profundo del propio averno. Pero es imposible acostumbrarse al drama de los accidentes con los que te puedes topar tras cada curva ni a esa inquietante sensación de estar siempre caminando al borde de un abismo. Escribo estas líneas desde Islamabad, capital de Pakistán, donde acabo de llegar después de dos días de viaje para sortear ochocientos kilómetros de esta carretera que recibe el pomposo nombre de Karakorum Highway (Autopista del Karakorum) y tras el que se esconde una pista casi siempre de tierra y abierta en la ladera de las montañas y sobre la furiosas aguas del río Indo.
Hasta aquí nos llegan los ecos del monumental atasco de Cataluña hace unos días, con decenas de kilómetros y horas interminables de espera. Sin ánimo de consolar (ya saben: mal de muchos...) y menos de comparar (algo imposible teniendo en cuenta circunstancias geo-económico- políticas), les puedo contar algunas circunstancias con las que nos hemos topado en la travesía de esta carretera que une Pakistán y China. La más dramática ha sido un terrible accidente en el que un autobús de pasajeros se ha salido de la calzada cayendo unos 70 metros barranco abajo. Cuando pasamos por el lugar todavía estaban rescatando víctimas. Los compañeros médicos que han estado con nosotros trabajando en el proyecto de Hushé se lanzaron a echar una mano con los heridos que iban llegando desde el abismo. Por suerte para los siniestrados, el vehículo se había detenido en unas rocas, pues si llega a caer al río nadie habría sobrevivido a la brutalidad del Indo.
Unos kilómetros antes habíamos tenido otro incidente provocado por el agua, mucho menos grave. Este año los monzones han sido especialmente intensos. Esto se ha traducido en la Karakorum Highway en frecuentes derrumbes que han enterrado la calzada bajo toneladas de tierra y rocas. En uno de ellos hemos tenido que cambiar de vehículo para continuar, dejando el que nos había traído hasta allí al otro lado del alud. El trabajo de despejar la ruta será tan largo como arduo con el agravante de que todos saben que el año que viene ocurrirá lo mismo. Si lo supieran, seguro que muchos de los trabajadores implicados en esta labor estarían de acuerdo con el experto suizo consultado por los responsables políticos a cerca de la posibilidad de abrir esta carretera: "Les aconsejo que no lo hagan", les dijo. No le hicieron caso y tras 20 años de trabajos y cientos de muertos entre los obreros, la Karakorum Highway fue inaugurada en 1986. La carretera en el infierno era un hecho.