El Madrid se apunta al tostón

Será difícil reclutar nuevos adeptos jugando como ayer. Por cierto, alarmante que en Riazor no se llegase a cubrir ni medio aforo. El público se rasca el bolsillo para ver grandes estrellas y lo cierto es que de la docena larga de fichajes del último año, ninguno tiene suficiente tirón. Si a eso añadimos que el pretendido espectáculo que se ha vendido con la llegada de Schuster no aparece por ningún lado, entenderemos la decepción de los aficionados en un verano plagado de tonos grises. Ayer, más de lo mismo. Taponando a Guti, se cierra el grifo del buen juego. Anulado Saviola, se esfuman las ocasiones. Y para colmo, Robinho padece morriña tras descabezarse el clan de los brasileños con la huida de Ronaldo y Roberto Carlos. Menos mal que encontró el gol.

El once titular de ayer será el que se juegue la Supercopa y el que arranque en la Liga. Van Nistelrooy y Robben no parece que puedan cambiar bruscamente la cara hosca de un equipo con poca personalidad. ¿Ha habido pereza a la hora de hacer los deberes en verano? De esa responsabilidad hay que exculpar al entrenador. Su dibujo es fiel a lo que prometió, su planteamiento es ofensivo, pero la plantilla soporta lastres del pasado. De los fichajes del año anterior, únicamente juegan Diarra y Cannavaro, y ya saben con qué rendimiento. De los recién llegados, sólo vemos a Pepe, el central con más personalidad de los que han aterrizado tras la marcha de Hierro. El regalito de los portugueses, que posibilitó el tanto de Robinho, no puede ocultar el tostonazo.