El Madrid es un peligroso tobogán
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A una semana de jugar la Supercopa, la irregularidad del Madrid es manifiesta. Eso no produce alarma en pretemporada, pero sí las dudas que atesoran. La gira ruso-alemana se cierra con siete goles en contra cuando, curiosamente, tres de los cuatro fichajes son portero o centrales. El balance ofensivo, seis tantos, se maquilla con los cinco goles al Lokomotiv, aunque la baja de Van Nistelrooy se ha acusado en exceso. Por cierto, Schuster se enfrenta a su primera gran decisión: dejar en el banquillo a Raúl o a Saviola cuando regrese el holandés. Lo fácil es no tocarle los galones al capitán. Lo más preocupante sigue siendo el pobre juego por las bandas. Reciclar mediaspuntas junto a la cal debería ser una chapuza de emergencia para un partido, no una solución para diez meses de competición.
La derrota de ayer abre también los ojos sobre los problemas en la elaboración del jugo. Guti te garantiza cinco asistencias por partido, suficiente si está arropado con otras variantes tácticas que ahora no se ven. Pese a los altibajos, también se atisban aspectos positivos. De los canteranos, el que más ha espabilado es Balboa. Se ha ganado un puesto en el banquillo. Pepe toma ventaja sobre el resto de centrales porque es, sin duda, el que mejor saca el balón jugado. Saviola ha demostrado que puede aportar, además de goles, juego corto en las inmediaciones del área con su generosidad en el último pase. Gago, en su primera aparición ayer, dejó claro que tiene virtudes para pelearle el puesto a Diarra. Destruye menos pero conduce mejor. Si yo fuera Schuster, estaría preocupado.




