Con Reyes, el Atleti amplía el repertorio

Mercenarios somos todos, sólo es cuestión de pactar un precio. Y el de los aficionados al fútbol es barato (un par de golitos y una pizca de ilusión) por lo que deberíamos ser más cautos a la hora de tildar de peseteros a los futbolistas. Reyes debutó con asistencia y gol, convirtiendo los murmullos enfurruñados del día de su fichaje y los pitos de su presentación en palabras tiernas y promesas de amor incondicional, que cualquier día volverán a ser insultos y maletas arrojadas por la ventana. Así es este tiovivo y así debe ser, la coherencia es tan loable como aburrida. Disfrutemos del romance mientras dure. Reyes se suma a Simao, Maxi, Luis García, Agüero y Forlán para formar un magnífico ataque de jugadores distintos, brillantes, polivalentes y con gol. Un lujazo.

Toda una revolución en el Atlético, cuya ofensiva se ha limitado en los últimos años a pelotazo a Torres y a rezar. De golpe, ha dado el salto de ser un grupo de un único éxito, cuyos conciertos sólo despiertan bostezos hasta que suena el tema famoso, a ser los Rolling Stones, que esconden tantos ases en la manga que pueden estar de gira hasta que momifiquen (más) al tío Keith Richards. Ahí, en su radicalmente ampliado repertorio, residen sus razonables sueños de éxito, porque más le vale meter tres goles por partido, ya que la defensa sigue siendo un desastre siempre a punto de desencadenarse. A Aguirre, entrenador de los que prefiere ganar 1-0 que 5-4, le va a dar algo esta temporada, pero el Calderón puede recuperar el espectáculo en sus últimos años. Justicia poética.