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Nuestro gozo acaba en un pozo

Nos las prometíamos muy felices los españoles porque Alberto Contador se ha proclamado campeón del Tour de Francia 2007; porque seis de nuestros corredores se habían colocado en el top ten de la clasificación general de la carrera; porque habíamos conseguido el mejor top cinco de la historia de nuestro ciclismo; pero ayer recibimos un soberano jarro de agua fría: el positivo por EPO de Iban Mayo. El vasco de Saunier Duval nos ha estropeado la fiesta. Casi hubiera preferido que Contador finalizara segundo en la ronda gala y no sufrir un mazazo tan duro como éste. La imagen de nuestro ciclismo se ve dañada por la irresponsabilidad de un corredor, cuando parecía que habíamos logrado limpiarla y nos respetaban en Francia por nuestros triunfos.

No obstante, esta dura y triste noticia no me parece tan deprimente como pudiera parecer a simple vista. Acabamos de comprobar que la justicia funciona, que se pilla a los tramposos y eso nos debe alegrar por el bien de este deporte, aunque se trate de un hombre como Mayo. El Tour es una institución que busca la limpieza y castiga a los que ensucian el ciclismo. Han recibido un nuevo golpe, pero seguirán combatiendo la lacra del dopaje porque es la única forma de volver a enganchar a aficionados y patrocinadores. El que iba a ser el Tour de la limpieza por la carta que firmaron todos los participantes antes de tomar la salida ha resultado uno de los más tramposos ha tenido. Sin embargo, yo sigo creyendo tanto en el Tour como en el futuro del ciclismo.