Un equipo alegre con una virtud: Compromiso

Ingredientes: seis júniors de oro (Pau, Navarro, Felipe, Calderón, Cabezas y Berni), tres veteranos ilustres (Jiménez, Garbajosa, Mumbrú) y tres rockeros de nueva ola (Rudy, Sergio, Marc). Mézclese todo al sol gaditano, hiérvase con paciencia y filosofía, según recetario de Pepu Hernández, y sírvase en campeonato de lujo, con vestimenta roja. La mejor generación jamás surgida en el baloncesto español, los niños de Lisboa-99, nos ha dejado ya formidables recuerdos de oro como el Mundial júnior y el Mundial sénior, pero su juventud y su ambición aún auguran alegrías importantes. Ellos disfrutan en la cancha y nosotros contemplándoles en la grada. Hay que darle las gracias al seleccionador por no haber cambiado ni una coma en este equipo cuyos nombres recitará la historia.

Pero de igual forma que Roger Federer, aún siendo el número uno, puede perder ante Nadal sobre la tierra, nuestros vigentes campeones del mundo pueden verse superados en Europa. En Japón batieron al campeón olímpico (Argentina), al europeo (Grecia) y al del Mundial anterior (Serbia), pero eso no garantiza que el próximo mes de septiembre suban otra vez a lo más alto del podio, en un certamen teóricamente de rango inferior. Hay algo, en cualquier caso, de lo que no dudamos: la entrega. Porque una palabra que caracteriza a esta Selección es compromiso. Compromiso es lo que ha motivado que Jorge Garbajosa, en vez de guardar energías para la NBA, acelere su recuperación para disputar el Eurobasket. Compromiso es lo que motiva al capitán, Carlos Jiménez, en frases como esta: "Aceptaré sin problemas cualquier función que me asignen". Compromiso es lo que hace confesar a Pau Gasol, que ojalá tuviese en Memphis lo que encuentra en el equipo nacional. Compromiso es lo que hace a un entrenador llorar en silencio el fallecimiento de su padre, sin descuidar el plan de batalla.