Rasmussen y los trineos de perros
Varios compañeros de AS nos encontrábamos el otro día en Almería viendo la novena etapa del Tour y disfrutando de la proeza protagonizada por el colombiano Juan Mauricio Soler -vencedor de la etapa- o de los ataques de Contador y la exhibición de Valverde, que acabaría haciéndose con la segunda posición de la etapa y de la general, en el Galibier. Nos decíamos que el verdadero carácter del ciclismo, donde quizás resida su última oportunidad de reverdecer el aprecio y la admiración de los aficionados, son estas gestas plenas de esfuerzo, de épica, donde cualquier cosa puede suceder; donde los verdaderos campeones hacen caso a lo que les corre por las venas y no a un amedrentado pinganillo o a las frías calculadoras. Especial mérito tuvo el comportamiento del maillot amarillo, el danés Rasmussen, que supo sufrir y retener el liderato. Viéndole me vino a la memoria un gran explorador ártico con el comparte apellido, patria y, al parecer, tenacidad: Knud Rasmussen (1879-1933).
Este hijo de danés y de esquimal tuvo como primera lengua el esquimal y como primer compañero de juegos un perro de trineo, dos circunstancias que iban a determinar una vida llena de aventuras y exploraciones que aportarían un enorme bagaje de conocimientos sobre la cultura y modos de vida de las tribus que poblaban el extremo norte del planeta. Este "rey sin corona de los esquimales", como le definió la famosa documentalista alemana Leni Riefenstahl, a quien ayudó en el rodaje de su película SOS. Iceberg rodada en Groenlandia, puso fin a la explotación que sufrían los esquimales por parte de los balleneros asegurando la soberanía danesa sobre la región. En Rasmussen se unían las cualidades de los esquimales (dominio del medio, resistencia) con la ambición de los nórdicos. Estaba convencido de que la técnica esquimal era la única capaz de garantizar el éxito de una exploración polar. Y lo quiso demostrar emprendiendo un gran viaje con trineos de perros para censar y estudiar todas las tribus esquimales del mundo. En 1921 ya había realizado cuatro expediciones de gran mérito y se proponía llevar a cabo la más importante. Partiendo de Groenlandia, fue trasladado en barco a la bahía de Hudson. Desde allí y durante tres años, realizó un viaje por todo el ártico canadiense, viviendo con los esquimales, llegando en 1924 a Alaska. La obra y el viaje de su vida estaban realizados. Entonces escribió: "Bendigo con todo mi corazón al destino que me ha hecho venir al mundo en una época en la que el trineo de perros aún no pertenece al pasado".
Sebastián Álvaro dirige Al Filo de lo Imposible en TVE.