Le metió el miedo en el cuerpo
Alberto Contador nos está devolviendo la afición al ciclismo. Está dando verdadero espectáculo. Su actitud en carrera nos recuerda los viejos tiempos, un ciclismo como hace mucho tiempo que no vivíamos, en el que los escaladores como Bahamontes, Julio Jiménez o, últimamente, Pantani, Y les ha demostrado a los organizadores que no son necesarios puertos de treinta kilómetros para romper la carrera, en sólo tres kilómetros les ha metido casi un minuto a sus rivales. Y él solito, porque Rasmussen no le dio ni un relevo. El danés iba bizco mirando su rueda. Rasmussen no va a poder disfrutar hoy del día de descanso. No parará de pensar en la dura etapa pirenaica de mañana, porque Contador le ha metido el miedo en el cuerpo. Los ataques que le ha hecho en el Peyresourde han sido muy duros y el líder ha tenido que sprintar para poder seguirle. Si las rampas llegan a ser un poco más duras, lo revienta. Y está claro que Contador va a por todas. No se conforma con el segundo puesto y el maillot blanco. Tiene mucha casta y no le da miedo a perder lo que ya tiene, arriesga como hace mucho tiempo que no veía hacerlo a nadie.
También hay que aplaudir a Vinokourov, un corredor admirable, de los que tampoco hay. Pienso que si el día anterior falló fue porque tuvo ese día malo que tiene todos los años en alguna etapa de montaña del Tour. Y también a Zubeldia, que después de varios años ha comprendido que hay que atacar para conseguir algo. Ir con el grupo de favoritos sólo le sirve para quedar noveno.