Se tendrán que dedicar a la poesía
En el Tour de Francia no existen etapas fáciles. La de ayer parecía de transición y en su camino se quedó el francés Moreau. Era el único favorito que les quedaba a los franceses, que ahora se tendrán que dedicar a la poesía. Que tengan por embajador a un corredor de 36 años explica lo mal que está el ciclismo francés. Y a mí lo que me ha sorprendido es que los hombres del Astaná le tengan miedo a Moreau como para pegarse el calentón que se dieron en la etapa. Moreau ya estaba a tope cuando ganó el Dauphiné Liberé hace casi ya un mes y yo estaba convencido de que al francés no le iba a llegar ya el gas para los Pirineos, que ahí se iba a acabar. Moreau fue un buen corredor en su día, pero no podía imaginármelo ni por un momento como vencedor del Tour.
Quizás los del Astaná no hayan hecho tanto esta exhibición para eliminar al francés como para dar un golpe de autoridad y demostrar que siguen aspirando a la carrera. Y la verdad es que para mí el rival más peligroso que les queda a los corredores españoles es el alemán Klöden, que ya está claro se ha erigido como líder del Astaná. También he visto bien al australiano Evans en los Alpes y no tanto al estadounidense Leipheimer. Pero Klöden es el mejor especialista en la contrarreloj de todos los que están entre los diez primeros de la general. Mañana hay una crono de 54 km y el alemán puede quedarse muy cerca del maillot amarillo, si es que no lo consigue. Las diferencias entre los favoritos no están siendo muy grandes en la montaña y las cronos pueden decidir.