Nos deja la semilla de la Décima

Nos deja la semilla de la Décima

Lo escribí hace diez meses y les refresco ahora la memoria: "Capello es como un cirujano. Viene a operar a un enfermo en estado grave. Es su especialidad. Sólo él puede reanimarlo en tan poco tiempo". Y así fue. El doctor Mijatovic recomendó a Calderón encomendarse el bisturí galáctico del italiano, pero en enero la hemorragia parecía incontrolable: Ronaldo a la calle, Robinho en el banquillo, Beckham apartado del equipo, Raúl desterrado a la derecha... Fabio soportaba la pañolada entre peineta y peineta, convencido de que el tratamiento de choque le permitiría salirse con la suya. De nuevo acertó con el diagnóstico. Rectificó sus tropelías iniciales y consiguió que el vestuario cerrase filas en torno a él en esos espartanos entrenamientos secretos en Valdebebas...

Y ganó la Liga al mejor Barcelona del siglo XXI, unió a equipo y afición en torno a un sueño y consumó la gesta. Los antecedentes le avalaban. Hace diez años repitió faena. Le arrebató el título al Barça del mejor Ronaldo de siempre y dejó sentadas las bases para que aquel vestuario liderado por Raúl, Redondo, Hierro y Mijatovic conquistase en Amsterdam la Séptima. Por eso hay que estar agradecidos a Capello. Dos visitas por aquí, dos alirones ligueros por allá. Fútbol pobre, rentabilidad máxima. Yo he votado simbólicamente por su despido, pero reconozco su honestidad profesional. Le llamé Farsello. Me lo pareció cuando maltrató a un caballero como Beckham. Pero ha pagado la factura a lo grande. Además, ahora nos ha dejado la semilla de la Décima...