La rebeldía y el buen guión del alemán
Hay derrotas que engrandecen y que hasta son necesarias para seguir en el camino hacia la gloria. Esto ahora puede sonar a consuelo para los miles de getafenses que anoche soñaron con ver en el palmarés del equipo azulón el primer título de su historia. Cuando pase el tiempo y tengamos algo de perspectiva se reconocerá la importancia de lo conseguido por el equipo madrileño en esta Copa, en la que dejó en el camino a ilustres víctimas como Valencia, Osasuna y Barcelona, y selló su participación en la próxima Copa de la UEFA. Además, es de agradecer que el Getafe se rebelara contra la mala suerte y muriera en el área del Sevilla. Ese rasgo define a los equipos valientes. Como también es destacable la apuesta de Bernd Schuster. El conjunto azulón, aunque menos acertado que otras veces, no volvió la cara al partido e intentó jugar el balón siempre. Es el buen estilo del alemán, que a partir del lunes abrirá una nueva etapa en su carrera con su llegada al Real Madrid.
Una final de Copa es un examen de los duros, porque pone a prueba ideas y carácter, y Schuster, aunque no pudo levantar su primera Copa como técnico (como jugador consiguió seis con tres equipos distintos), lo sacó con nota por la disposición táctica de su equipo y la manera de entender el fútbol. Del lamentable accidente de Pulido no se puede culpar al entrenador alemán. Porque hay que recordar que los entrenadores proponen y los jugadores disponen. Ese fue el bonito drama azulón.