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Dedicatorias por el título madridista

Quizás porque acabo de llegar a Madrid desde la Ruta de la Seda, en un viaje casi sin escalas desde la soledad del Taklamakán a la vorágine en torno a la diosa Cibeles, he podido observar desde la distancia, y ciertas dosis de escepticismo, la consecución del último título liguero del Real Madrid. Un título que tiene de especial algo a lo que, desde hace tiempo, un servidor lleva dedicando buena parte de su vida, es decir hacer posible lo imposible. Y, puestos a dedicar, ¿a quién dedicaría usted esta Liga? Cada uno tendrá su propia dedicatoria, pero yo he pensado ofrecerles algunas sugerencias. Me gustaría dedicar esta Liga: a la Cofradía del clavo ardiendo y a todos los que creyeron que era posible lo imposible. A veces creer en los sueños tiene su recompensa. A los que jugaron a ser aprendices de brujo, pregonando que era mejor dejarse ganar por el Barça, y en el pecado llevaron la penitencia. Ya se dijo en los tiempos de Viriato: "Roma no paga traidores". A los que creyeron en el esfuerzo y el valor del equipo, por encima de personalidades tan destacadas como Ronaldo, eligiendo el camino de la épica y el sufrimiento. Seamos justos y adjudiquemos la recuperación de este valor, una seña de identidad del Madrid desde siempre, al trabajo de Capello.

Espero que, aunque se vaya el italiano, se mantenga la capacidad de lucha hasta el último minuto que define a los grandes equipos. En el otro extremo, por razones obvias, me gustaría dedicar esta Liga al ínclito cantamañanas Bernat Joan, el europarlamentario de Esquerra Republicana que acusó al Madrid de franquista para añadir seguidamente que sus títulos los consiguió porque "contaba con el pleno apoyo insititucional de las autoridades franquistas". Bernat no hizo mención a los ocho títulos de Liga, nueve Copas del Generalísimo y tres UEFAS -Copa de Ferias- que logró el Barcelona en este mismo periodo. Quizás cumpliría mejor con sus deberes si denunciase todos los actos xenófobos y racistas que se multiplican en los campos de Cataluña. Con mucho más cariño, dedico esta Liga a todos mis amigos culés, y también rojiblancos, que nunca creyeron que les alcanzaríamos. A mi padre, que va a cumplir 91 años, un madridista de siempre que fue el primero en convencerme de que la disciplina de Capello sería beneficiosa. A la peña madridista del bar Marcelino y, sobre todo , al niño uigur de la pequeña ciudad china de Tashkurgan que ven en la fotografía. Es la ilusión de estos niños lo que hace grande el deporte.