El doble rasero de Dunga

Lo mejor de los efectos del virus FIFA es que la verdad está muy repartida. Tiene razón la Confederación Brasileña al exigir la presencia de los jugadores de la Liga española cuando lo estipula la FIFA, porque nadie salvo la Liga española tiene aún pendientes Liga y Copa sin razones de peso que lo expliquen: una competición de veinte equipos (como Inglaterra, Francia o Italia), un comienzo más tardío, vacaciones en Navidad y una Copa estirada por insistir en eliminatorias a ida y vuelta. Ahora, está el Madrid en su derecho de preguntarse por qué Dunga se ablandó con su dos megaestrellas, Ronaldinho y Kaká, que se escaquean de la Copa América, y ascendió a sargento de marines ante Robinho, al que exigía puntualidad británica. Le obligaron a dar marcha atrás.

Y es que la FIFA insta a los clubes a poner a sus jugadores a disposición de las selecciones catorce días antes de un gran campeonato. ¿Y es un gran campeonato la Copa América? Hay opiniones, pero a Dunga no se lo parece porque ha renunciado de antemano al mejor equipo posible. Lo ha manejado mejor Basile en Argentina. No dará a la lista hasta el domingo. Entiende que conviene ahora mirar a otro lado y apretar de verdad a los clubes antes de las eliminatorias premundial o del propio Mundial. La FIFA lleva años buscando un calendario único y no lo encontrará nunca. Porque la diferencia climática entre los hemisferios o las costumbres de los pueblos ya estaban cuando llegó el fútbol y porque el que nada paga no puede imponer su ley a sangre y fuego.