Por amor al deporte, al motociclismo
Bautista tira a Lorenzo, Lorenzo a De Angelis, Elías a Rossi, Rossi a Melandri, Pedrosa a Hayden, Aoyama a Lorenzo, Jacque a Pedrosa, Capirossi a Harada, Harada a Rossi, Schwantz a Lawson, Doohan a Schwantz y Barros, Ueda a Alzamora, Fujiwara a Crivillé, Crivillé a Doohan, Capirossi a Lucchi, Rossi a Gibernau Yo te tiro, él se choca, tú me derribas, imprudente, insensato, temerario, negligente, atolondrado, etc, etc... En estos accidentes cada piloto esgrime sus argumentos y cree poseer la razón a la vez que otros los juzgamos con más o menos severidad, tabarra en la que reincidimos cada año desde 1949. Entró pasado, frenó muy tarde, le cortó la trayectoria, fue a por él, es un kamikaze y qué se yo cuantas disertaciones. Lo de Mugello con Bautista y Lorenzo es parte de un deporte, el motociclismo, en el que rozar los límites es lo que nos cautiva aunque conlleve estos percances, no le demos más vueltas.
A partir de ahora se llevarán tan mal como Pons y Garriga en los ochenta y la afición tomará partido por uno u otro, pero que no olviden aquello que llevaba escrito Mike Hailwood en su carenado: 'Por Amor al Deporte', al motociclismo. Tampoco que este circo de las motos lleva 97 muertos. Y me permito recordarles a ellos dos y a otros muchos que en esto no ganan ni los más veloces ni los corajudos, como decía el gran Mike 'The Bike': "Las carreras hay que ganarlas yendo lo más despacio posible". Es decir, conduciendo con más cabeza que entrepierna. Dicho esto, gracias a los dos por el carrerón de Mugello.