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Merckx y Fuente eran galácticos

Viendo la etapa de ayer del Giro de Italia está claro que no hay color entre los ciclistas de hoy y los Eddy Merckx o Tarangu Fuente de los 70. Entonces sí que se plantaba batalla y se atacaba desde lejos. En cambio ayer Danilo di Luca sólo fue capaz de arrancar a falta de tres kilómetros de la meta para sacar distancias y recortar tiempo con Mazzoleni, el único valiente que hizo honor a una cumbre mítica como las Tres Cimas de Lavaredo. La jornada parecía casi una excursión, porque no es normal que corredores como Leonardo Piepoli o Gilberto Simoni, con 36 años, sean capaces de seguir disputando victorias a los jóvenes ciclistas. La calidad de los participantes de este año es muy baja y las diferencias entre los mejores son de apenas 20 segundos.

En mi época y la de Merckx y Fuente sí que había espectáculo, esa gente era de otra galaxia. José Manuel Fuente ganó en esta ascensión a los Dolomitas en 1974 y El Caníbal en el 68, cuando se llevó su primer Giro. Recuerdo que cuando venció Tarangu se adjudicó otras cuatro etapas de esa ronda. Nuestro equipo, el Kas, controló la carrera para que pudiera aguantar la maglia rosa ante los ataques de Eddy Merckx e imprimíamos un importante ritmo a las jornadas. Aguantamos once días la maglia, hasta que Fuente la perdió camino de San Remo, cuando trató de neutralizar una escapada de López-Carril. Se puso a tirar él solo y acabó desfondado, conmigo empujándole para que pudiera subir tres tachuelas. Ése sí que era verdadero ciclismo.