Cinco años, cinco puntas, cinco fiascos
Cuando más lo necesitaba, al Atlético le cayó Fernando Torres del cielo. El equipo volvió a Primera con un pilar a partir del cual construir, un inicio y un fin, una esperanza fundada. Capaz de actuar como primer y segundo delantero, de partir desde la banda y de fijar a los centrales, de desmarcarse sin balón y de regatear con él, de dominar el juego aéreo y el raso... No parecía muy difícil encontrarle un escudero que aprovechase los espacios que crea y la obsesión que genera en los rivales. Un punta apañadito, vamos, nada del otro mundo. ¿Tan difícil es? Para el Atleti, imposible.
Han transcurrido cinco años desde el ascenso. El Madrid y el Barça han vivido miserias y éxitos. Cambió el Gobierno. Acabaron Friends y el Ala Oeste de la Casa Blanca, pero nacieron House y Perdidos. A Michelle Pfeiffer le han salido arrugas, pero Natalie Portman ya es legal. Sólo han resistido inmutables al paso del tiempo los Rolling Stones, el discurso navideño del Rey y el Atleti. Estancado en zona de nadie, sin identidad e incapaz de fichar un delantero que apoye con diez o doce goles al Niño, para dar el salto de calidad que nunca llega.
Javi Moreno, directo desde el Milán, precio de crack: 5 goles y el alcalde soterró la M-30 ante la lluvia de balones. Nikolaidis, apuesta sorpresa, el nuevo Pantic: 6 goles y, visto lo visto, retirada. Salva, legionario contrastado, el poder de la raza: 7 goles y mil gorriones muertos. Kezman, goleador compulsivo, renombre mundial: 8 goles y al exilio turco. Agüero, el futuro, el nuevo Maradona: 6 goles y crucemos los dedos. Cinco apuestas distintas, cinco fiascos. ¿Quién será el próximo? ¿Es posible fallar siempre? ¿Qué hace Torres con esa maleta? Tantas dudas...