Esta subida ha sido una decepción
La primera llegada en alto del Giro de Italia me ha decepcionado. El puerto de Montevergine no tenía nada del otro mundo y se ha subido muy rápido y con plato. El único valiente ha sido el mexicano Pérez Cuapio, un escalador de la vieja guardia, al estilo de los colombianos, pero se ha mostrado demasiado generoso atacando tan pronto y se ha visto devorado por el grupo. Ha vencido Danilo di Luca, que está en una forma extraordinaria y es un especialista en este tipo de subidas no muy duras. Entre los favoritos hemos visto flojear a Paolo Savoldelli, a quien le pesan los años, y a Gilberto Simoni, que se maneja mejor en puertos menos violentos. De los españoles, Iban Mayo ha perdido medio minuto y eso demuestra que puede llegar fuerte a la última semana.
Hemos confirmado, una vez más, que el ProTour sólo aporta una denominación al ciclismo, pero no asegura la participación de los mejores. El Giro ha vivido momentos de gloria históricos, pero ha perdido mucho nivel. La carrera era importante cuando la corrían Merckx, Hinault, Fignon, Indurain... Ahora es sólo una cuestión de italianos, igual que le pasa a la Vuelta con los españoles. Los ciclistas locales son los que ponen el espectáculo, pero las estrellas del pelotón prefieren rehuir las otras dos grandes y centrarse en el Tour, porque ya no se tiene la ambición de antaño. Lo mejor de la etapa ha sido el público, que ha abarrotado las carreteras. La grandeza del Giro sigue estando en sus aficionados, que siempre responden con fidelidad.