Aparquemos la rivalidad blanca
El fútbol propicia sanas rivalidades, como la que mantenemos con el Real Madrid, la antítesis de nuestras esencias. Ahora bien, lo que nunca debe prevalecer sobre esa loable y estimulante rivalidad, son las actitudes antideportivas. Favorezcamos o no al Real Madrid, nuestra obligación es ganar al Barcelona. Y lo es por muchas razones. Porque somos profesionales y porque la razón máxima que debe inspirar a un deportista es la de ganar. Eso por si solo sería suficiente, pero es que además necesitamos los tres puntos como el comer. La UEFA está a tiro, pero ni mucho menos conseguida. Ante el Barça nos jugamos media temporada y tenemos la obligación de conseguir los tres puntos. Ellos están muy presionados y en medio de una crisis de difícil solución. Nosotros, por fin contaremos con el once ideal o lo que es lo mismo, con el concurso de dos jugadores claves, como son Maxi y Petrov. Con ellos y con Torres en el once, nuestras posibilidades aumentan considerablemente.
Hace tiempo que he dejado de creer en jugadores como Costinha, Gabi o Maniche, por muy buen encuentro que hiciera este último ante el Getafe. No creo en jugadores que dan una de cal y diez de arena. Me preocupa el hecho de jugar en casa donde carecemos de mentalidad ganadora, pero me alientan las estadísticas de nuestros encuentros con los azulgranas. Un conjunto ante el que jugamos siempre sin complejos. Un equipo que nos hace crecernos, tal vez, para recordar a todo el mundo, que somos el tercer club de España. La ocasión se presenta inmejorable y no podemos desperdiciarla.