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Así de locos y así de atléticos

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Se han vuelto locos estos romanos", aseguró el gran filósofo galo Obelix. Un ciento de mis paisanos aragoneses, locos por el Aleti, se ha vuelto totalmente romano y le ha dado mi nombre a una peña. No tendré días en la vida para agradecérselo y aunque se lo dije a Raúl, su presidente, y a todos los demás, quiero que quede por escrito. Ya está. En los veinte minutos de charla con ellos, conocí cuatro historias que revelan bien cómo somos:

Margarita llega desde Talavera cada domingo al Vicente Calderón. Aquella tarde lo hizo con cuatro claveles. Cuando le preguntaron a qué semejante estallido primaveral, contestó rápida: son los goles que les vamos a meter esta tarde a los leones de Bilbao. Cuatro hizo el Aleti. Uno tras otro, fueron cayendo los claveles con cada tanto. Los claveles florecieron, se hicieron ramo, y Margarita los bajó al rincón de Sole Pantic, en el córner. Se fue Pantic, hasta los dioses envejecen, pero sigue en el ala el ramo que llega de Talavera. Nuevo y el de siempre.

La de Jimmy, el negrito senegalés, la pudisteis leer en AS, rápidamente calada por el astuto Picu. Buen olfato porque Jimmy tiene un reportaje; llegó de su país y entró a trabajar en la construcción. Se presentó al tajo con sus mejores galas, la camiseta del Aleti. Un compañero se fue para él y le dijo que esa camiseta era algo muy serio. A mi me lo vas a decir, contestó Jimmy, que cambió mi vida cuando tenía once años y me la envió mi padre desde España. Yo soy senegalés y del Atlético de Madrid. Desde ese día, Jimmy y su compañero atlético son inseparables. Nieves tiene un hijo médico en Mallorca, antes estuvo en Broto, al pie del Valle de Ordesa. Ese muchacho compra cada mañana la prensa deportiva por propia prescripción facultativa. No puede vivir sin su dosis rojiblanca. Lee las palabras mágicas, Atlético de Madrid, y hasta el día siguiente. Nieves es socia atlética desde siempre y no va al estadio. No porque viva en Zaragoza, es que se le desboca el corazón.

Pilar Gella vive en Ayerbe, donde rompe Huesca camino del pirineo jacetano. Tiene un hijo, Santi, que ve los partidos donde mi padre y muchos de los vuestros, en el tercer anfiteatro, a ras de cielo. Una noche, sábado de octubre, Santi le dijo a Pilar: voy a dar una vuelta, mamá. Empieza a prepararte que mañana vamos a verlo juntos, nos vamos a poner primeros, mañana gana el Aleti. Aleti fue lo último que le oyó decir en este gradón terrenal. En Pilar, grande y risueña, en Margarita, en Nieves y Jimmy me reconozco: completamente romanos, completamente locos por el Aleti. Muchos como ellos llegan de toda España este fin de semana para abarrotar el Calderón. Son nuestra alegría.