La coartada son los 4 delanteros

Me pongo en el pellejo de Gago y me entran sudores. El chaval ve pasar el balón, pero apenas lo toca y, cuando lo hace, es para largar un pelotazo en busca de un holandés errante que ayer cazó un magnífico gol y estuvo a punto de estropearlo encarándose con la grada. Debe pensar Van Nistelrooy que cuatro goles en casa en nueve meses son motivo de reivindicación. Esa jugada del minuto diecisiete que acabó en gol representó la antítesis de lo que es el fútbol del equipo blanco durante toda la temporada. Hubo toque, desmarques y finalización. Sirvió para calmar a una grada que quiere creer. Capello, para defender su forma de jugar, insiste en poner cuatro delanteros en el equipo aunque luego verdaderamente juegue sólo uno arriba.

Empezaban los pitos y los apuros a un tiempo cuando el banquillo reaccionó y buscó eliminar anarquía con futbolistas que hacen jugar al equipo. Guti y Beckham cambiaron la cara de un conjunto que era la fotocopia de semanas anteriores. Y es que no cuela lo de que Capello es un tipo valiente por alinear a Van Nistelrooy, Raúl, Higuaín y Robinho de salida. Y no lo es porque Raúl está más pendiente de cómo dan salida al balón los centrales rivales que de pisar el área. Higuaín es un segundo lateral derecho para tapar la banda y lo mismo ocurre con Robinho por la zona opuesta. Vamos, pura fachada. Por eso cuando entraron en la segunda parte el inglés y el canterano, aquello cambió un poco.