Hristo hierve a Caparrós
Un derbi nunca es un partido más. El teléfono echa humo los días antes y, sobre todo, después. Cachondeo, choteo, guasa, retranca... Un derbi durá seis meses, el tiempo que duermes encima de tu rival por la última victoria. Si ganas, tienes carta libre durante medio año para vacilar al adversario. La sangre hierve en la grada.
En los vestuarios la temperatura no sube tanto, pero en este caso, la presencia de Caparrós y Stoitchkov asegura veneno. No sé si los jugadores saldrán revolucionados, pero conociendo a Caparrós imagino que ya ensaya esa conferencia de prensa en Balaídos el domingo tras ganar la tarde de la aparición estelar del búlgaro en la Liga. Con toda la prensa nacional allí. Hay derbi. A Caparrós le hierve la sangre, le hierve Hristo.