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El árbitro es quien debe decidir

El gol del Atlético marcó el partido. Guille Franco estaba tendido en el área del Villarreal y el Atlético siguió jugando y se aprovechó de la situación. Se podría calificar de antideportivo. Yo creo sinceramente que los jugadores rojiblancos no se dieron cuenta de esta circunstancia y me parece que el árbitro tampoco. Estoy seguro de que de haberse percatado alguno de ellos se habría detenido el juego. No fue así y el balón acabó en la portería de Viera. Algún día tenía que ocurrir, porque en el fútbol español se abusa demasiado del teatro y de fingir lesiones para detener el juego. Ante tanto engaño, ya hay entrenadores que piden a sus jugadores que nunca tiren el balón fuera y que sean los árbitros quienes paren el juego. Eso es lo mejor para acabar con tanto cuentista.

El gol polémico le sirvió al Villarreal para justificar un mal partido. No creó juego ni peligro y el Atlético defendió cómodamente su ventaja. El equipo de Aguirre fue más agresivo que otras veces y tuvo más actitud, pero no fue capaz de rematar al Villarreal cuando lo tuvo contra las cuerdas. Y en cambio montó un cerrojazo en la última media hora aún más sonrojante que el gol de Eller. Aguirre con sus cambios contribuyó a que el Atlético se encerrase en su área. El mensaje del entrenador era muy claro cuando quitó al Kun, a Jurado y a Galletti para meter a Costinha, Pernía y Mista. Una apuesta por acorazarse y aguantar. Esta vez le salió bien y el Atlético sigue en Europa y a tres puntos de Champions, lo que visto el juego del equipo es casi un milagro.