La primera conquista de la Liga
E l Campeonato Nacional de Liga tuvo su origen en la legalización del profesionalismo. Su inicio en febrero de 1929 contempló un cerrado duelo entre Madrid y Barcelona que se decantó finalmente por el equipo catalán. Desde veinte años antes, la superioridad del fútbol hispano se alternaba entre el club azulgrana y los equipos del Athletic, Unión de Irún y Arenas. Tanto el Marqués de Bolarque como Usera, sucesivos presidentes del club de Chamartín, decidieron que su superior poderío económico debería reflejarse sobre los terrenos de juego. A golpe de talonario llegaron Peña y Prats, Lazcano y Gaspar Rubio, Triana y Luis Olaso... pero los éxitos no llegaban.
En septiembre de 1930 se produjo el sensacional fichaje de Ricardo Zamora y un año después los de Ciriaco, Quincoces, Luis Regueiro y Olivares, todos ellos jugadores de máximo nivel. Con el húngaro Lippo Hertzka en el banquillo se comenzó la temporada empatando en Chamartín con el Athletic, campeón del año anterior. Después, una tras otra, se sucedieron las diecisiete jornadas restantes sin conocer la derrota. En la última se visitaba el barcelonista campo de Les Corts y era imprescindible permanecer invicto para coronarse campeón. Un empate dio su primer título al Madrid y en casa de su gran rival.