La necesidad de un apagón tecnológico
El jueves estuve viendo con la redacción de la revista CAR la que para mí es la mejor carrera de la historia de la Fórmula 1, la del GP de Francia de 1979 en el circuito de Dijon. Si no la han visto les recomiendo que la busquen en internet. Las cuatro últimas vueltas de Rene Arnoux (Renault RS10) y Gilles Villeneuve (Ferrari 312 B) por el segundo puesto (Renault y Jabouille ganan su primera carrera) son alucinantes. Pasadas, repasadas, derrapadas, roces y frenazos con final feliz, sin tirrias ni chorradas entre pilotos.
Vistas una y otra vez esas imágenes me pregunto si hoy en día podríamos ver algo parecido. Yo personalmente creo que no, sobre todo por que los actuales monoplazas dependen más del buen funcionamiento de ordenadores y sensores electrónicos que de la pericia y el ingenio de sus conductores, convirtiendo a la F-1 en un deporte deshumanizado y muchas veces cansino. Por ello me parece acertadísima la decisión de la FIA de prohibir los controles de tracción a partir de la temporada 2008 (también lo hicieron antes en 1994 y 2001) aunque les animaría a seguir prescindiendo de más electrónica y así a lo mejor hasta volveríamos a ver espectáculos como el de Dijon.
Pero no sólo la F-1 se tiene que desenchufar de tanta tecnología, los equipos de MotoGP también se deberían apuntar al 'apagón tecnológico' al igual que los de rallys, tal y como pedía el viernes Luis Moya en AS ("los coches actuales son aburridos") y es que los deportes de motor sin derrapajes son como un partido de fútbol sin balón.