Albañiles y artistas en el Palau
Aquellos dos gorros que Marconato y Fran le pusieron a Felipe Reyes en los primeros compases del choque marcaron la trayectoria de la final de Copa. Prohibido el paso, era el mensaje sin palabras que cercenaba las esperanzas madridistas. Sí: el desequilibrio entre Madrid y Barça puede llegar en las zonas, la pintura, el juego interior. Porque es en la nómina de gigantes donde el Winterthur ha crecido a lo largo de la temporada y donde el Real, por las lesiones, ha ido mengüando. Reyes y Hervelle son dos guerrilleros admirables, dos ejemplos de coraje (de raza, le gusta decir a Antonio Martín), pero están justitos de peso y talla para su posición. Hay más volumen enfrente, con Marconato, Fran Vázquez , Kakiuzis y, ahora, Jordi Trías, el '4' que emergió en Málaga y acumula méritos para la Selección.
Un pívot que vuela en el contraataque, lanza bien de tres y muerde en los rebotes no es hallazgo baladí. Compensa a Hervelle. Reyes queda solo contra el resto... salvo que el resto (Sekulic y Sonseca) restituyan atrás la muralla que habían elevado Venson Hamilton y Ratko Varda. Porque en el perímetro la calidad desborda en ambos lados. Lakovic y Navarro son dos perlas (o dos torpedos, según el bando desde el que se mire), pero Raúl y Sweet Lou no les van a la zaga. Y si éstos fallan, ahí están Tunceri y Smith para tomar el relevo. Sí: los tapones, rebotes y bloqueos de los pívots-albañiles pueden decantar una batalla de artistas del perímetro.