Este fin de semana el Liverpool no jugaba para ganar la Liga, sino que para el Manchester United no la ganara. No es lo mismo, pero había que sacar a casi todos los mejores porque The Kop lo exigía. Pese a la derrota, fue fácil sacar conclusiones positivas: el equipo dominó al Manchester, se creó fútbol y ocasiones, se defendió bien y con orden, Gerrard supo sufrir en la derecha del centro del campo. Pero también negativas: si Benítez tuviera un delantero clínico Pongamos que Etoo decide que su ciclo en el Barcelona ha acabado: qué bueno sería que alguien le convenciera de que Anfield le adoraría, que la ciudad vale la pena, que sería el líder indiscutible.

En el Liverpool se han comentado los cambios tácticos de Rijkaard en los últimos partidos. El holandés necesitaba hacer algo porque el Barça se estaba haciendo previsible y recuperó dos versiones del 3-4-3. Se pregunta desde Barcelona si Rijkaard seguirá con los experimentos. Me atrevo a adelantar que volverá al 4-3-3 que le dio tanto éxito las dos últimas temporadas. Y la razón es sencilla: el Liverpool, capaz de tapar con Sissoko y Xabi Alonso la zona central, podría hacer mucho daño en el espacio en los laterales que queda entre los centrales. Riise no sirve para mucho, pero para eso sí, y Gerrard explota espacios en banda. En fin: se habla de fútbol en Liverpool y la ciudad ya ha empezado a jugar el partido.