La violencia tiene raíces profundas
La violencia tiene raíces muy profundas en Italia y nadie se atreve a aplicar la ley con severidad para erradicarla. Ayer mismo seis de los siete detenidos por los incidentes de Catania en los que el carabinieri Raciti perdió la vida salieron de la cárcel para cumplir sólo arresto domiciliario. El mismo día otros agentes localizaban los cócteles Molotov que iban a ser empleados en un partido de Tercera División. Italia es el país de las guerras intestinas desde tiempo inmemorial. En el Medievo ya corría la sangre entre las familias de Florencia y Nápoles.
Toda esa rabia contenida se manifesta en los tiempos modernos en el fútbol. Los estadios se han convertido en sitios peligrosos. La rivalidad ha dejado paso a la violencia. Da igual que sea en la Serie A que en la Serie C. El mismo ambiente tenso y preocupante se puede respirar en un Atalanta-Brescia (equipos del norte y de Primera) que en el Juve Stabila-Avellino, conjuntos del sur y de Tercera. "Mejor un muerto en la puerta que un enemigo en casa", dicen los hinchas del Livorno de los del Pisa. De vergüenza.