Se afianza el estilo Capello
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La comidilla en la grada del Bernabéu ayer era que Ronaldo, horas antes, había enchufado dos goles en su primer partido como titular en el Milán. También lo era la vuelta de Beckham. Ya saben, todo ello producto de la vergonzosa manera de gestionar el vestuario por parte de Fabio Capello. Por desgracia para los pacientes aficionados, eso iba a quedar en anécdota poco después. Volvía a primar la ausencia total de buen fútbol. ¿Qué narices pinta en este equipo Emerson? ¿Necesita seguir abierta la sangría de perdida de puntos en casa para que algún día siente a un Cannavaro irreconocible? Eso si, algunos debates abiertos, quedan cerrados por la incompetencia de los propios futbolistas: léase Robinho.
Que el Real Madrid no juega a nada, resulta de Perogrullo a estas alturas de partido. Que el fútbol directo que propugna el técnico, sin organizador y sin desmarques, es una quimera, lo percibe cualquiera. ¿Pero se atisban síntomas de recuperación? Sinceramente no. Con ser bochornosa su auto expulsión, Beckham, el que no vestiría más la camiseta del Madrid, fue el único que acertó a colocar cuatro centros dignos y media docena de pases para desatascar. Con ser divertido el cuestionar veladamente a Casillas, fue el portero el que salvó dos puntos con un par de salidas providenciales. El resto lo conocen ustedes: la brega de Raúl, las ganas de Ramos y las intermitencias de Guti. Ya no da ni para sacar pañuelos.




