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Alrededor de los océanos

Cualquiera que lo viera en octubre, entre la multitud arracimada en el puerto de Getxo, punto de partida de la regata para navegantes solitarios Velux 5 Océanos, habría pensado que aquel hombre era el padre de alguno de los marinos a punto de partir. Pero este inglés de 67 años, de barba cana tras tantas jornadas de salitre, sol y viento, es en realidad sir Robin Knox-Johnston, una leyenda viva de la navegación extrema, quien ha decidido volver a competir en esta regata alrededor del mundo. Apenas llevaban unos días de navegación cuando una tormenta del Cantábrico les dio la primera paliza seria. "Anoche volqué. Parte del mástil roto. No puedo quitar tornillos, así que vela enganchada. Me dirijo a La Coruña pero igual tardo un par de días. Instrumentos mástil sin servicio pero suenan alarmas. Sat C sigue haciendo bip. Por lo demás, todo bien." Sólo un británico tan flemático es capaz de escribir un mensaje como éste, mientras trataba de llegar a puerto seguro. Desde los tiempos en que dos caballeros de los mares, como sir Walter Raleig y Sarmiento de Gamboa, pugnaban en los océanos, la marina británica siempre nos ha llevado la delantera. En 1969 Knox-Johnston fue el triunfador de la primera regata de la historia para navegantes solitarios y sin escalas, la mítica Golden Globe. Debían partir de cualquier puerto inglés entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 1968, no tocar tierra y doblar los tres cabos: Buena Esperanza, Leeuwin y Cabo de Hornos. Las reglas eran así de sencillas: un hombre, un barco y el primero que regrese a Gran Bretaña, gana. Trescientos trece días después de haber zarpado, Knox-Johnston se convertía en el ganador, a bordo de un quecher de 9,7 metros; cuando el 'Sunday Times' ya tenía redactada su necrológica al pensar que se había perdido entre las olas. Knox-Johnston ganó porque fue el único en regresar.

Otro gran marino, el francés Bernard Motiessier, que se sabía capaz de adelantar al británico con su barco de acero, el 'Joshua', y cuando llevaba seis meses en el mar y acababa de doblar Hornos, se olvidó de la competición y puso rumbo al Pacífico. Motiessier lanzó un mensaje a la cubierta de un carguero con el que se cruzó: "Sigo sin hacer escalas hacia las islas del Pacífico, porque soy feliz en el mar y quizá para salvar mi alma". Precisamente ahora, Knox-Johnston y los demás regatistas de la Velux se encuentran adentrándose en el Pacífico Sur escribiendo con sus quillas las páginas de una nueva aventura del Hombre enfrentándose al todopoderoso Océano. Fuerza y Honor.

Sebastián Álvaro dirige Al Filo de Imposible, de TVE.