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Es el último tren y hay que cogerlo

Ricardo Oliveira sólo ha pasado de veinte goles en una temporada (22 con el Betis 2004-2005). No despegó en el Valencia y tampoco en el Milán, con el que ha marcado cuatro tantos en los veintisiete partidos que le ha dado Ancelotti. Ni siquiera en Brasil, donde triunfó antes (en la Portuguesa y el Santos) y después (el Sao Paulo subcampeón de la Libertadores) de venir a Europa, se mostró como un ariete regular. El curso pasado se rompió el cruzado anterior y se peleó con Lopera. Dicho esto, el Madrid no debería dejarle escapar, porque Oliveira es mejor que nada, porque a 29 de enero no pasará otro tren, porque Van Nistelrooy se cae del cartel, porque Soldado no puede volver, porque en el Castilla no hay relevo, porque al fin y al cabo vendría cedido...

Los cambios de opinión de Capello obligan ahora a decidir al sprint. Me extrañó que el Madrid le dijera no a Galliani cuando intentó colar a Oliveira en la 'operación Ronaldo' y entiendo que ahora, con el equipo haciendo la goma, rectifique. Oliveira juega de nueve puro, que ya es bastante con la sed que sufre el Madrid arriba, y además ofrece un perfil distinto a Van Nistelrooy, más útil en este fútbol de contra que impone Capello. Oliveira se maneja mejor a treinta metros de puerta, que es donde el ariete del Madrid pasa ahora mucho tiempo, es más rápido y necesita menos apoyos para llegar al gol, aspecto valorable viendo cómo andan Robinho y Reyes. Tiene pinta de clavo ardiendo, pero Capello hará bien en agarrarse a él. Aunque sea brasileño.