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En la senda del título de la 1949-50

Acaba la primera vuelta y estamos ahí, a la sombra de los adelantados, con posibilidades de hacer una gracia, vivos, frescos y expectantes. Hace tiempo que no nos vemos en otra semejante, aún no situados donde la grandeza del club impone (entre los tres primeros) pero sin grandes pifias y dispuestos para todo. Para todo, dispuestos, esa es la almendra del asunto. Para todo incluye ganar la Liga. Frase que provoca los siguientes comentarios: 1. Qué malo es el abuso de sustancias sicotrópicas. 2. Qué malo es el abuso de bebidas espiritosas. 3. Qué mala es la mezcla de las dos anteriores. 4. Pobre muchacho, lo sensato que parecía. 5. Eso es lo que tiene el Aleti, que de tanto vivirlo la gente se grilla. 6. Se han confundido. Esta columna la ha escrito Manolete.

Lo malo es que entre los firmantes de semejantes respuestas a la teoría campeona hay multitud de nuestra propia cofradía. Pobres mortales carentes de la divina ilusión renacentista y, lo que es mucho peor, desconocedores de nuestra propia historia. Veamos: al concluir la primera vuelta de la temporada 1949-50 el Club Atlético de Madrid ocupaba la cuarta posición de la tabla. La cuarta por abajo. El pícaro técnico del Aleti era un mil razas cruzado entre Argentina y el Marruecos español, vacunado en Francia, predestinado a Italia: Helenio Herrera. Sin aparente vacilación, en la típica entrevista resumen que se hace al terminar la mitad del torneo, H.H. sentenció: mi equipo será campeón de esta Liga. Gran titular. Gran carcajada coral. El Aleti le metió en la segunda ronda cinco al Madrid, seis al Deportivo y cuatro al Valencia, que replicó con otros tantos, para empatar en la última jornada. Daba igual, el empate nos valía y el Metropolitano se llenó de flores con el balón en juego. Campeones. ¡Campeones! Frente al descreimiento llegó la convicción de un líder capaz de convencer a sus muchachos de que eran capaces de ganar. De ganar y ganar hasta ganar. Luego, los muchachos ganadores, de tanto ganar convencieron a la hinchada de que aquello podía ser. Tras casi una década, el Atlético de Madrid volvía a ser campeón de Liga. También lo sería al año siguiente.

Vendrá Petrov y a su paso nuestra fiera Maxi para el arreón final. Si estamos donde estamos para esas fechas, veremos la risueña sombra de Helenio Herrera pasar sobre el Calderón sin bajar del autobús y gritando al cielo rojiblanco: ¡creer hasta vencer, que ya lo hicimos antes!