Lo venderán por una millonada

A Cristiano Ronaldo se le ha dejado crecer a su libre albedrío hasta esta temporada. Como mucho de su talento era natural, Alex Ferguson le dejó que se hiciera mayor a base de golpes y partidos. Llegó el Mundial, guiñó el ojo cuando Rooney fue expulsado, Portugal eliminó a Inglaterra y se convirtió en el enemigo público de las islas. Ronaldo quiso aprovechar la tormenta para abandonar el barco y se le ofreció a un Madrid convulso y a un Barcelona que creía tener de todo. Ahí Ferguson hizo un doble trabajo: le protegió de la histeria y le exigió que respondiera a los insultos en el campo.

El escocés, de la mano de Queiroz, empezó a ordenar las impresiones que Ronaldo había ido recabando en sus tres años de aprendizaje: tenía que simplificar su juego, tomar mejores decisiones, hacer daño cerca del área, marcar tantos, buscar al compañero y saber encontrarlo. Y Ronaldo se puso manos a la obra. Todo está saliendo a pedir de boca y se va a pelear con Drogba para ser el mejor de este curso. En el Madrid saben que no será tarea fácil quitárselo al Manchester, que habrá que ir a la guerra para que Ferguson se desprenda de uno de los vértices del triángulo en el que quiere basar el Manchester del futuro (Rooney y Hargreaves son los otros). Pero el club blanco juega con la ventaja del poder financiero que está perdiendo el Manchester. Los Glazer han entrado en el club endeudándolo hasta las cejas y verían con buenos ojos desprenderse de Ronaldo por una millonada.