Un buen Price no tiene precio
Aunque en baloncesto prime lo colectivo, esta vez recomendaría al aficionado que atendiese a ciertos duelos particulares que ofrecerá el Madrid-Caja. Interesante, por ejemplo, la pugna del veterano Demetrius Alexander (MVP de la última jornada ACB y líder del Caja en puntos y rebotes) con Felipe Reyes, que está dando lo mejor de sí mismo, que es mucho, tras las lesiones de sus camaradas Hamilton y Varda. Si en la pintura, pues, se prevé un buen cóctel de calidad y mamporros, en el perímetro las grandes confrontaciones van a llegar por duplicado. Apasionante pugna de los dos bases madridistas, Raúl López y Kerem Tunceri, con sus homólogos del Caja, Carles Marco y Hollis Price. Dos magníficas parejas en plenitud de juego y bien complementados.
Hollis Price ha sido una incorporación muy beneficiosa para el Caja San Fernando y para la ACB. No sólo por tratarse de un buen jugador, sino por ser un hombre con ejemplar historia personal. Es el paradigma del muchacho pobre, nacido en un barrio dominado por la droga y la delincuencia (en este caso 'Desire', New Orleans) que regatea peligros gracias al deporte y la fuerza de voluntad. Sus abuelos le inculcaron una firme ética de trabajo, que Hollis desarrolló en la universidad de Oklahoma. Cuando el huracán Katrina le dejó sin hogar, los aficionados de Oklahoma se volcaron con donaciones para aliviar la tragedia de su familia. Price, que también se ha hecho querer en Francia y Alemania, es uno de esos deportistas modélicos que no tienen precio.