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¿Quién es el más grande?

¿El Madrid o el Barça? ¿Pelé o Di Stefano? ¿Nieto o Rossi? Seguro que más de uno se habrá visto metido en una discusión abrazando con pasión una u otra bandera. Algo parecido me ocurrió hace dos días durante una estupenda velada en la sede de Endesa, en la que nos reunimos unos cuantos amantes de la montaña con motivo de la celebración de la primera ascensión mallorquina del Everest. En la otra esquina del ring dialéctico se situó César Pérez de Tudela dispuesto a defender, con la contagiosa vehemencia que le caracteriza, que el más grande alpinista es Walter Bonatti. Walter es un buen amigo del alma por lo que se me hizo más duro argumentar, con la misma vehemencia, que quien merece ese título es Reinhold Messner.

Desgrané algunos de sus más espectaculares logros: su juventud como sextogradista, sus rápidas ascensiones en las grandes paredes de los Alpes. Y, tras este periodo de aprendizaje, la gran eclosión: la primera de la cara sur del Nanga, la primera travesía y la primera en solitario de este mismo ochomil, la primera ascensión en estilo alpino del Hidden Peak, la primera escalada del Everest sin oxígeno, nuevas rutas en algunos ochomiles, la travesía de los Gasherbrum I y II, lo que es "el punto sobre la i" (como él mismo me la denominó): la ascensión en periodo monzónico y en solitario del Everest sin utilizar oxígeno y, como remate a una carrera inigualable, el primero en ascender los catorce ochomiles. Todo esto, por supuesto, sin dejar de valorar los de Bonatti pues no en vano ha realizado hazañas como sus primeras en los Alpes, en especial la apertura del pilar oeste del Dru, otras en los grandes pilares del Mont Blanc y su escalada del Gasherbrum IV, que con sus 7.925 metros, no ha sido repetida. Luego salieron a relucir otros argumentos un tanto más etéreos como que el tiempo ha jugado a favor del más joven Messner quien se habría beneficiado de los avances de la ciencia aplicados al alpinismo. Sin embargo, me parece un argumento poco consistente ya que cuando Bonatti se retiró, Messner ya era algo más que una promesa y se había convertido en casi una leyenda. El entorno socio-económico o histórico influyen, pero no deciden. Y, en este caso, Messner, igual que el Real Madrid, tiene un historial irrepetible. Son los datos objetivos los que lo demuestran. Y así seguimos un buen rato: charlando y argumentando por el puro placer de hacerlo.

Sebastián Álvaro dirige Al Filo de lo Imposible, de TVE.