Al Dakar se le está maltratando

Me siento con argumentos suficientes para afirmar con rotundidad que esta semana se le ha tratado al Dakar de una manera abusiva y arbitraria, a base de manosear las estadísticas luctuosas de esta prueba. Vaya por delante que se tiene que mejorar la seguridad del Dakar sí o sí, porque de lo contrario la prueba languidecerá. Pero que quede bien reflejado que de los cincuenta muertos tan alegremente pregonados, sólo 18 han sido pilotos (once de motos, cinco de camiones y dos de coches); el resto son espectadores, periodistas o personas relacionadas con la organización, es decir, que si nos molestamos en leer con detalle la lista resulta que sólo un 35% de los fallecidos son participantes.

Entiendo que pueda parecer un extravío que diga sólo cuando se habla de muertos y parto de que uno son ya demasiados. Pero si en 57 años de carreras de Fórmula 1 añadimos a los 26 pilotos que han perecido los 34 espectadores que sucumbieron viendo las carreras, la estadística sería un 130% más dramática; y si en fútbol sumamos las tragedias tipo Lima o Heysel a los fallecidos jugando, los números serían escalofriantes. Hay muchos deportes que en su práctica entrañan un gran peligro como el motociclismo, el alpinismo, el boxeo, el ciclismo, el esquí de nieve e incluso el maratón, pero todos ellos se esfuerzan año a año en mejorar su seguridad al igual que el Dakar, pero inconcebiblemente sólo a éste se le machaca sumando los fallecidos hasta de un accidente de un taxi como si fueran de la carrera. Al que no le guste este rally que lo ignore pero, por favor, que no lo pisoteen.