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Desde 1999, y a mucha honra

Será por las fechas felizmente pasadas (entiéndase como proceda en cada caso), o por la tregua laboral que dan para ordenar librería, archivos, estantes y recuerdos, pero me he topado con la evidencia del montón de semanas que llevamos encontrándonos en este rincón de AS. Allá por 1999, Relaño me invitó a comenzar esta aventura y lo hice como todas las que hemos afrontado a lo largo de la existencia de Al filo de lo imposible: con unas pocas certezas, más allá de que lo haría lo mejor que supiera y que iba a ser divertido, y con la incertidumbre de hasta dónde nos llevaría (probablemente hasta la semana siguiente nada más, pensaba yo). Pues resulta que son ya casi cuatrocientas las columnas que sostienen el edificio donde se cobija esta relación, periódico mediante, que mantenemos gracias a la paciencia de los responsables de este diario.

A buen seguro que alguna de mis afirmaciones les habrá proporcionado algún dolor de cabeza (en este país de nuestros pecados parece que es más fácil levantar ampollas y teléfonos para quejarse que apreciar lo que de acertado puedan tener opiniones ajenas) pero han tenido el buen gusto y la generosidad de ni siquiera comentármelo de pasada. Así pues lo que aquí han leído -y leerán- es fruto de una rigurosa libertad de pensamiento y tecla. Lo cierto es que ha sido una travesía larga que me ha permitido compartir temores sobre nuestra relación con la naturaleza, aprendizajes, sinsabores y momentos de exultante alegría vividos en nuestra aventuras a lo largo y ancho del planeta. También, aunque fueran excepciones, alguna tristeza y amargura, como el accidente sufrido en la isla de Guadalupe donde se quedó nuestro amigo Xabi Iturriaga.

Hay pocos días en los que no recuerde a Xabi, y también a Manolo y Marisa, los primeros en caer y mostrarnos nuestra y vulnerabilidad, y a Miguel Ángel y Mirian y Atxo y muchos otros que nunca olvidaremos. Los que vemos con cierto escepticismo las promesas celestiales, pensamos que lo más parecido a que te manden al cielo es que te recuerde todos los días la gente que te quiere. Y eso seguiremos haciendo. He procurado no molestar en las críticas, aunque, del Real Madrid al ministerio de Medio Ambiente, he disentido de cuestiones esenciales: léase política de fichajes o política sobre los Parques Nacionales (que, por mor de una sentencia del Constitucional ya sólo son autonómicos y están más amenazados que nunca). Y aquí estamos y estaremos, si ustedes nos siguen leyendo: con unas cuantas cosas perdidas y otras aprendidas; con la misma honestidad para valorar mis equivocaciones y pedir perd con las mismas certezas e incertidumbres que cuando comenzó esta aventura. A mucha honra.

Sebastián Álvaro es director de Al Filo de lo Imposible.