No hace falta humillar
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Que Cassano tiene la cara como el cemento armado lo supimos nada más verle aterrizar. No es decente presentarse con esa barriga. Que le importaba más su millonario contrato que jugar, lo comprobamos cuando su representante se hartó de decir que estaba muy cómodo aquí. Así las cosas, no queda otra que asumir el error, pagar y a otra cosa. Porque Cassano, hoy por hoy, es invendible y hasta dudo que sea factible una cesión. Dicho esto, no es de recibo castigarle sin la pelotita como hizo Capello. No estamos en el cole.
El capítulo de fichajes en la era Florentino fue brillante, pese a quien le pese. Pero es justo decir que los dos últimos años fueron de traca. En el último, incumplió una máxima suya que decía que en el mercado de invierno no hay que fichar porque suelen ser restos de saldo. La Roma estaba en apuros y Florentino fue a su rescate. Capello tampoco está libre de culpa. Presumió en pretemporada de que Cassano era recuperable. A las pruebas me remito.




