Beckham y la Misión Galáctica
Seguir en el Real Madrid pinta como un plan triste para David Beckham. Tras los tres años que disfrutó junto a jugadorazos como Ronaldo, Figo y Zidane a lo que aspira ahora es a ser titular cuando alguien se lesione en el equipo más aburrido que conoce desde que se hizo futbolista profesional. La alternativa menos mala, si lo que desea es seguir jugando a un alto nivel, es cambiarse a aquel cementerio de elefantes también conocido como Inter de Milán. Pero Beckham es un tipo original, y lo que debería hacer es acabar su carrera deportiva de manera original. No como uno más cuya luz se extingue poco a poco en el Scudetto, la Liga más gris del planeta.
Propongo aquí una misión. Que Beckham se vaya a Estados Unidos y que convenza a sus compañeros ex galácticos para que lo acompañen. Que jueguen la temporada que viene en la Liga estadounidense Beckham, Ronaldo, Figo, Roberto Carlos, Raúl e incluso, si los demás logran persuadirle, Zidane. Y que lo hagan no sólo a la manera típica de irse a Dubai, a ganar millonadas, sino con el objetivo heroico de llevar la religión más grande del mundo al último reducto pagano que queda en la actualidad. Y que esta vez el fútbol pegue; que, más allá de los inmigrantes hispanos, el deporte rey conecte con la mente y el corazón del americano medio.
Es importante. Estados Unidos se mete en tantas guerras absurdas y genera tantos desastres porque no entiende al resto del mundo. El día que allá comprendan las glorias del fútbol será el día en el que finalmente salgan de su burbuja mental y se incorporen de lleno a la civilización humana. ¡Vamos Becks! ¡A pelear por la paz! ¡A jugar por un mundo mejor!