Torpes fuera en la fiesta del basket
La incertidumbre en el programa de Copa del Rey, el morbo de saber si algún poderoso quedará sin invitación en la gran fiesta del basket, contradice la teoría de que hay demasiados partidos intrascendentes en la Liga ACB. Quedar fuera de esa gran cita es un fracaso para cualquier grande, de igual modo que es un premio especial de Navidad para los equipos modestos que se cuelan en el festejo. Y no hay favoritismo en el reparto de tarjetas, a excepción del equipo anfitrión. Son los resultados los que mandan. Si unimos esto a la batalla que se dirime en la segunda vuelta para lograr puestos en el playoff título, queda claro que la torpeza tiene castigo, y recompensa la brillantez.
Estoy de acuerdo, eso sí, con quienes afirman que el líder de la Liga Regular no tiene un premio adecuado a su mérito de ocho meses. Las lesiones pueden hundirle el último mes en el playoff. Por ello, si se mantienen esas eliminatorias de epílogo en el campeonato, habría que garantizarle al mejor de la fase regular un puesto en semifinales ACB, y una plaza en la Euroliga. Al segundo clasificado, pase directo a semis. Para completarlas, eliminatorias entre los equipos tercero al sexto.