Artimañas que no son necesarias
Cuando se dé la salida del próximo Dakar se cumplirán 28 años de una extraordinaria competición que, por desgracia, todos los años se anima con la misma música, la del posible atentado terrorista. No sé cuántas veces han sido amenazados los aventureros, algo que todos condenamos sin paliativos, pero nunca entenderé el porqué de esa dichosa obsesión de la organización de enredarlo todo metiendo a los participantes por unos países y rutas que ya se sabía hace muchos meses que eran peligrosas. Me temo que todo es un montaje para obtener el máximo interés de la prueba, ya que lo razonable hubiera sido excluir desde el principio estas etapas. Lamentablemente esta organización tiene un concepto del deporte y la aventura que no comparten ni los participantes.
Thierry Sabine primero empleó a la farándula para llamar la atención (el hijo de Margaret Thatcher se perdió seis días en el desierto) pero acabó utilizando las mismas artimañas de las que hoy estamos hablando. La categoría de la prueba y la emoción que transmite no necesita de argucias de poca monta para ser mediática. Hablemos de deporte, de buenas noticias, que de las malas estamos empachados. Por cierto, ¿sabían que cuatro o cinco españoles pueden ganar este Dakar? Esto sí que nos interesa.