El Recre les quita la careta
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Nos pasamos media vida loando las virtudes de algunos técnicos que llegan de fuera. Que si ha ganado todo con sus sistemas, que si es una herejía cuestionar sus métodos y no sé cuantas milongas más. Pues se planta en el Bernabéu un señor llamado Marcelino y le pega un agua de aúpa al doctor Capello. Sirva el ejemplo vivido ayer para valorar en su justa medida a otros. Ziganda debuta en Primera y ya tiene a Osasuna a tiro de Europa. Valverde hace milagros con el Espanyol. Juande triunfa en Sevilla. Ninguno de ellos pide la luna, ni alardea de ser un teórico del fútbol. Sólo trabajan y ganan partidos.
Hay otra clave, que afecta a jugadores y a técnicos: hambre de triunfos. Eso se perdió en el Madrid hace meses. Futbolistas pasados de vueltas, estrellas que no brillan y demasiada tontería en gestos y declaraciones. Uche o Sinama, los verdugos ayer, estarán toda la vida jugando para ganar el sueldo de un año de Ronaldo. La ficha de Capello supera la nómina de muchas plantillas de Primera. Pero siempre tienen justificación. Y la tienen porque viven de un pasado glorioso que nunca volverá. El Madrid no juega a nada desde septiembre, pero la excusa resultadista le salva del bochorno. ¿Y ahora qué?




