Más que un león, Javi fue un tigre

Javi Martínez está bien enseñado. Tajonar y, más en concreto Ziganda, han inculcado en él los valores de entrega, generosidad y nobleza, que tanto se agradecen y alaban en el Athletic. Cuco sabía de sobra que la perla que le habían robado encajaría en Bilbao. "Gustará en San Mamés", vaticinó. Sabía de su verticalidad, de su manera de presionar al rival sin desmayo. Su tranco largo le permite crecer en los contragolpes, mete la pierna por demás. Más que un león, parece un tigre. Está hambriento y su desparpajo es un aire fresco impagable. Llega vacío al pitido final, pero recupera el aliento enseguida y le lleva a ser el primero en aparecer para la Prensa. Cuando llegó a Loiu iba de puntillas, aún acalambrado, como Murillo e Iraola.

Sería injusto no recordar que su fichaje fue un acierto del ex presidente Lamikiz. Su ambición le vistió de rojiblanco. Los ojeadores en tierras navarras ya le habían señalado con mayúsculas en sus informes. Habrá que ir paso a paso con él, pero lo pone difícil. Cada día que pasa es mucho mejor. Decía anoche un compañero que "ojalá no se constipe, si aguanta así es un chollo para el equipo".