Menos mal que jugamos fuera
Es la única garantía con la que encaramos el importante choque copero ante el Levante, que lo hacemos en el feudo del rival. Tal y como están las cosas, no pondría la mano en el fuego por este frágil Atlético, si lo hiciéramos en casa. Tenemos un equipo que hace mucho tiempo se muestra muy endeble en cuanto se ve acosado por la tensión. En el Calderón, los que saltan al campo, saben que están en deuda con la afición y con el destino. Ese sentido de la responsabilidad nos puede. Es como si nos paralizara y nos invalidara a las mínimas de cambio frente a nuestros rivales. Nos falta confianza y sobre todo concentración, para sacar en casa los encuentros adelante. Eso y por supuesto, la falta de un jugador solvente en el centro del campo.
Sinceramente, no sé a qué están esperando los responsables deportivos para hacernos con los servicios de un medio centro con garantías. Su ausencia esta lastrando la marcha del equipo. Jugar ante el Levante en Valencia, lejos del Calderón, nos hará jugar más relajados. Sin embargo me preocupa que ellos, con un gol de ventaja, se cierren en exceso. Y es que está demostrado que no sabemos jugar ante equipos que adoptan este tipo de estrategias defensivas. Con las bandas diezmadas y sin creación en la zona medular, es realmente difícil romper la cerrazón de este tipo de equipos. Ante esta complicada tesitura, habrá que confiar en el de siempre. Ya saben a quien me refiero. Solo el pundonor y la genialidad de Torres pueden salvar la difícil eliminatoria.