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Mirza: un genio fuma en el cielo

Gran deportista, mejor persona. Una frase que, de no existir, tendría que haberse creado para Mirza Delibasic. Hace ahora un lustro que murió (Sarajevo, 8-12-2001). Un genio fuma y va todas las noches al casino en el cielo. Falleció con 47 años. "Viviré lo que tenga que vivir, pero como un hombre", dijo a quienes le pedían que escapase de la bombardeada capital bosnia en la guerra de los Balcanes. Y después, a quienes le rogábamos que dejase de fumar y beber: "Sólo se vive una vez, pero yo el doble que todos; la mitad de día y la otra mitad de noche".Pero volvamos a sus méritos deportivos y humanos. Como internacional con Yugoslavia fue campeón de Europa cadete (1971), júnior (1972) y dos veces sénior (1975, 1977). También, claro, campeón del mundo (Manila, 1978) y campeón olímpico (Moscú, 1980). A su club, Bosna Sarajevo, le hizo campeón de Copa, de Liga y de Europa. Después también hizo campeón de Liga e intercontinental al Real Madrid.

D icho todo eso, insisto: era mucho mayor su calidad humana. Abandonó el Madrid voluntariamente, en 1983, renunciando a un contrato en vigor. "Te dejo la plaza libre porque como extranjero necesitas un pívot", le dijo a Lolo Sáinz. "¿Qué indemnización quieres?", le preguntó días después el gerente del club. "Ninguna: si no trabajo, no cobro. Sólo pido una cosa: ser socio del Real Madrid". Pagó un año en efectivo y dejó huella para siglos. Luego logró superar un derrame cerebral, pero no la amargura de una guerra fraticida.