El Calderón debería ser un fortín
Javier Aguirre lo consiguió en el estadio de su antiguo equipo. El Sadar fue con él un fortín inexpugnable. Lograr lo mismo con el Atlético en el Calderón es una de sus asignaturas pendientes. Las mayores decepciones de la presente temporada las hemos sufrido en casa. Nos han ganado el Valencia y el Zaragoza y hemos empatado, in extremis, con la Real Sociedad. Aunque la derrota más humillante e inexplicable nos la propinó el Levante en la Copa. Difícilmente alcanzaremos el anhelado objetivo de jugar la Champions si no somos capaces de invertir la tendencia actual. Hasta ahora hemos perdido más encuentros en casa que a domicilio. Unas estadísticas que restan credibilidad a nuestras posibilidades. Un equipo seguro de sí mismo, en su feudo y, sobre todo, ante la afición, debe dar siempre la talla. Pero está claro que nosotros en casa no la damos.
Los rivales se cierran más de la cuenta y dejan en evidencia nuestras carencias ofensivas. Y no sólo eso. Los frecuentes despistes defensivos hacen que casi siempre tengamos que remontar un gol en contra, lo que hace agónico el transcurrir de los minutos. Así ocurrió ante el Sevilla, lo mismo frente al Recre, al que pudimos ganar gracias a la manita de Agüero. Lo único que no varía, temporada tras temporada, es esa máxima que asocia a nuestro campo con el sufrimiento, juguemos contra quien juguemos. Estamos ante un estadio que, hay que decirlo, nunca nos ha dado excesiva buena suerte. Al menos en los últimos años.