Beckham o el profesional diez
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Por no haber, no ha habido ni debate en torno a su suplencia. Recuerdo pocos casos en los que un futbolista de talla mundial que lleve tres meses sin jugar no haya dicho ni mu. Ronaldo ha necesitado mimos de Capello para superar el trance. Raúl movió la maquinaria que le asesora para mostrar su maravillosa trayectoria cuando quedó fuera de la Selección. Beckham nada, callado. Titular contra el Écija y titular mañana en Kiev, esto es, al nivel de canteranos con más o menos méritos. Suena a chiste. Y mientras, presidente y entrenador reclamando que renueve porque le consideran fundamental. ¡Vaya guasa!
Desde que llegó no ha protagonizado ningún acto de indisciplina. Jamás reclamó jugar en ésta o aquella posición. Aguantó los celos de Figo, la envidia de compañeros que reclaman que el vestuario huela a sudor y no a colonia y hasta los ataques por ser guapo y generar millones de euros en publicidad. Ni pío. Cada vez que salta al campo, juega con ese aire británico de permanente revancha, mete el pie y ayuda al equipo. Si todos hubiesen hecho lo mismo, el Madrid no llevaría tres años en blanco. Pese a todo, cuenta con lo más importante: el respeto del Bernabéu.




